lunes, 16 de junio de 2014

Prólogo de "Un Lago Místico"

Espero que lo disfrutéis. Un abrazo.



Prólogo


Hace mil años un grupo de brujas y brujos conjuraron un hechizo que los llevó hasta un Plano distinto, fuera de este mundo que conocemos; lo llamaron Valle Azul.

La brujería se consideraba algo peligroso y maligno en aquella época y la gente tenía miedo de las personas que la practicaban, por eso, aquellos que querían participar del mundo de la magia, podían hacerlo libremente en este nuevo Plano, y solo las personas dotadas de ese poder, podrían acceder a él.

Durante siglos, aquellos que poseían el don, tenían la capacidad de trasladarse al Plano Místico cuando eran capaces de absorber cierta cantidad de poder en su cuerpo. Normalmente lo lograban cuando alcanzaban la mayoría de edad, pero era difícil pasar desapercibido y ocultar ciertos fenómenos mientras se desarrollaban esos poderes.

Cada vez que alguien estaba a punto de ser descubierto, los brujos de mayor edad, que se encargaban de la seguridad de los suyos,  llevaban a los brujos más jóvenes al nuevo Plano, sin necesidad de que cumplieran la edad exigida.

Solo los que fueron capaces de crear el nuevo mundo en el que habitaban, el Valle Azul, tenían la fortaleza y los conocimientos necesarios para mantenerse con vida a través de los siglos, pero desgraciadamente solo ellos. La población de brujas y brujos con el paso del tiempo se fue reduciendo hasta casi extinguirse.

Decidieron que, nadie que hubiera traspasado la barrera y abandonado el Plano terrenal, podría volver a él. Entonces los que vivían en Valle Azul se unieron y así sus descendientes mantuvieron con suficiente fuerza y poder, aquello que habían construido para todos.

La magia que corría por las venas de esos primeros brujos fluía de generación en generación. Pasaban sus conocimientos a través de las leyendas, libros de su Historia y Grimorios, es decir, los que contenían los hechizos creados y documentados durante siglos.

Los Maestros enseñaban a practicar la magia de un modo seguro y les hacían partícipes a los demás, de las reglas que debían cumplirse para evitar el caos y la destrucción.

La más valiosa de las reglas consistía en que nadie podía actuar en contra de otro brujo perteneciente al Plano Místico. Aquellos que practicaran los hechizos prohibidos o la magia oscura, serían desterrados a un Plano distinto. Un lugar sombrío donde permanecerían solos y en las tinieblas como castigo por traicionar a los suyos: El Otro Lado.

Los ancianos brujos eran los únicos que podían otorgar el perdón a los brujos que hubieran desobedecido las leyes. Eran capaces de ver la voluntad de sus corazones y averiguar de ese modo si se inclinaban hacia la luz o la oscuridad, y si actuaban en bien de la comunidad o en su propio beneficio.

Intentaban infundir estos valores desde la infancia, pero algunos de ellos (descendientes de brujos de corazón negro) como se llamaban a aquellos que llevaban la maldad en su ser, no podían evitar inclinarse hacia la oscuridad. Pocos de estos brujos tenían la voluntad de abandonar sus malas influencias y raíces y actuar en bien de otros, pero algunos sí lo conseguían.

Como también se daban casos, de brujos de buen corazón que se dejaban influir por aquellos de corazón negro que habían sido desterrados. Algunos de éstos brujos lograban llegar a Valle Azul gracias a la magia oscura y hacer que quien se sintiera tentado por el mal hiciera su voluntad y así desobedecer la ley más absoluta, siendo castigados por ello.

La voluntad de brujas y brujos era muy maleable en su juventud. Pasaban años y años intentando controlar sus impulsos para mantenerse en el camino correcto y el deber de los Maestros era entrenarlos para que la tentación de seguir el mal, no supusiera sino una prueba para hacerles más fuertes y conseguir que los brujos de buen corazón se mantuvieran en la luz.
Pasaron los años sin que la paz del Plano Místico fuera interrumpida. Pero un día, un brujo con un gran poder oscuro decidió romper una de las reglas más valiosas para los Maestros: probó el agua del Lago Místico. Algo que estaba totalmente prohibido porque no siempre se conseguía el propósito buscado. Sus aguas y los seres que habitaban en ella, tenían el poder de manifestarse según la intención con que se usaba.

La primera vez se utilizó para crear el Plano Místico y de ahí que permaneciera en él. Sus aguas cristalinas y sus guardianes, es decir, aquellos que vivían en ella, eran tan hermosos que nadie que los contemplara, podía permanecer ajeno y no sentirse tentado. Aunque solo el permiso de los Maestros podía permitir a un brujo el poder usarla.

Samuel, fue el primer brujo que se saltó las normas de un modo violento, eliminando a varios guardianes del Lago, para hechizar a una bruja y así poder casarse con ella aunque no contara con su cariño ni con la aprobación y permiso de su familia.

El precio que tuvo que pagar esta bruja llamada Nadia, fue el tener que dar a luz a una hermosa joven a la que daría el nombre de Valeria. Al ser descendiente de un brujo de corazón negro, la joven nunca podría liberarse de sus instintos oscuros, a pesar de que su madre era una de las brujas con el corazón más puro.

Éste brujo fue condenado a pasar una eternidad en las tinieblas, vagando en El Otro Lado, un lugar destinado a los traidores y los que no merecían estar en Valle Azul.

Nadia tuvo la suerte de ser bendecida con un buen matrimonio después de lo sucedido. Los Maestros, sabiendo que ella había sido engañada, tuvieron compasión por su situación y le dotaron de un mayor poder para que nunca volviera a sucederle algo así, y también para que fuese capaz de enseñar a su hija Valeria el camino de la luz.

Dos años más tarde nació Cintia, hermosa como su hermana, pero con un cabello dorado muy distinto al negro de Valeria.

El padre de la hija menor, Arturo, se encargó de educarlas, al igual que la madre, de modo que ninguna se sintiera en segundo lugar. Las querían a las dos y procuraban que se llevaran bien. Aunque al ir creciendo, se dieron cuenta de que había cierta rivalidad entre las dos hermanas. Casi nunca se ponían de acuerdo para nada, a menudo peleaban y aunque no llegaban a utilizar la magia entre ellas, los padres estaban preocupados porque estaban casi seguros de que ese día llegaría.


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